Lujo y tendencias. Dos palabras que encierran conceptos volátiles, no consensuados y discutibles, sobre todo cuando se aplican al sector inmobiliario. Aun así, me arriesgo a abordar el tema, no sólo por el reto de la discusión, sino, sobre todo, por el placer de compartir la experiencia de nuestra marca, como actor importante en este mercado.
Las tendencias no son modas efímeras. Surgen de cambios culturales, avances tecnológicos, movimientos sociales o innovaciones, entre otros factores. Reflejan las preferencias e intereses de la sociedad en un momento dado, proporcionando una visión de lo que puede estar en alza o adquirir relevancia en un futuro próximo. Podemos identificarlos en la tecnología, en la economía, incluso en nuestros comportamientos sociales, y lo mismo ocurre con los inmuebles de lujo.
La ubicación privilegiada, las vistas impresionantes, los espacios generosos, la tecnología integrada, los materiales lujosos y los acabados impecables son factores indiscutibles, pero no lo son todo.
En los últimos años, la pandemia introdujo algunas variables que trajeron, si no nuevas tendencias, al menos ajustes a las que se venían dibujando. En primer lugar, la creciente demanda de inmuebles que ofrezcan soluciones integradas de bienestar, como piscina, gimnasio, sauna, zona de meditación o jardín exterior. Pero eso no es todo. También ha crecido la demanda de viviendas con un espacio dedicado al trabajo a distancia, distinto de la anticuada "oficina". Un lugar más orgánico, donde trabajar sea natural y se adapte al estilo de vida del cliente. Se requieren condiciones ergonómicas y tecnológicas capaces de ofrecer una jornada laboral cómoda.
Ahora, la tecnología es otra tendencia, y las casas inteligentes son una demanda creciente de muchos clientes. Casas con videovigilancia electrónica, soluciones controladas por voz para la iluminación o la calefacción, tienden a ser un estándar.
Luego está la demanda de sostenibilidad, que creemos que está creciendo rápidamente. Desde el proceso de construcción hasta los materiales, pasando por el uso de la energía solar, el agua o la eficiencia energética, es una tendencia rampante entre los compradores de inmuebles de lujo, sin perjuicio de los materiales más exclusivos utilizados en la construcción y que confieren un ambiente sofisticado y lujoso más marcado.
Privacidad y seguridad, personalización de la construcción, equilibrio entre vida interior y exterior son otros predicados que aparecen en la lista de demandas de muchos de nuestros clientes y a los que debemos estar cada vez más atentos, anticipándonos a necesidades más transversales.